Para quien no lo sabe, Akira es un manga que fue editado en Japón en el año 1984 y que a partir de allí el genero del manga de ciencia ficción se partió en un antes y un después a nivel mundial. ¿Que tiene Akira que no tenían los otros mangas? Pues simplemente el hecho de abordar de manera adulta, cruda y cruel el presente pasado y tal vez un bosquejo del futuro del Japón y por extensión del mundo.
Es curioso este hecho ya que Akira es un manga que refleja la historia de Japón, una cultura tan extraña y distante de la nuestra, pero sin embargo el manga fue un hit a nivel mundial sin precedentes y eso teniendo en cuenta que este suceso fue carente totalmente de esa maquinaria mediática a la que nos tienen acostumbrados los grandes estudios hollywoodenses. Se puede decir que fue casi un boca a boca.
Akira nos cuenta la historia de kaneda, su amigo Tetsuo y su banda de motociclistas adolescentes delincuentes. Ambos se dedican a cruzar las calles de Neotokio montados en sus súper motos, drogados y entreverándose en peleas con bandas enemigas. Es en uno de estos entuertos que Kaneda y su banda se cruzan con el ejército, que buscando a un niño que posee extraños poderes, terminan secuestrando a Tetsuo.
Tras algunos experimentos el ejército descubre que Tetsuo también tiene poderes que empiezan a despertar. Tetsuo escapa pero el ya no es el mismo, el poder lo hace sentirse superior a los demás y pronto se convertirá en enemigo de Kaneda y su banda. Cuando Tetsuo descubre a Akira es cuando comienza la cuenta regresiva para Kaneda, sus amigos, el ejército y para el mundo.
Este es un resumen muy escueto de un argumento muchísimo mas extenso y que no quiero revelar aquí para aquellos que aun no se han acercado a la obra de Katsuhiro Otomo. La historia tiene muchos giros y el escenario de Neo Tokio se convierte a lo largo del comic en una devastada ciudad post apocalíptica. ¿Cuanto poder puede conllevar el ser humano sin intentar demostrarlo a través de la fuerza? ¿Es la amistad un lazo tan fuerte como para resistir la presión que ejerce el poder? ¿Les garantizamos un futuro prometedor a nuestros hijos a través de la tecnología o es necesario algo más?
Estos son algunos de los interrogantes que Akira nos deja y que de algún modo explota a través de la historia. Pero el heroísmo es apenas un medio para perpetrar la venganza ya que este es el sentimiento que mueve a Kaneda durante toda la historia, enseñarle a su amigo Tetsuo quien manda, aunque este se haya convertido en un semidiós. Kaneda no se detiene ante nada, quiere parar a Tetsuo no por el bien de la humanidad sino por su propio sentimiento de venganza y orgullo.
Tetsuo en cambio se supera rápidamente advirtiendo que hay alguien más poderoso que el en un comienzo, y luego se ve superado por la energía que contiene su cuerpo de tal modo, que literalmente estalla en una masa de músculos sin forma en un comienzo y finalmente mutando en un nuevo ser. Es en el final que todos los secretos nos son revelados y la historia se cierra en un círculo perfecto. Pero atención que no es un final fácil, hay que digerirlo y masticarlo largo rato pera entenderlo.
Yo le encuentro mucha similitud con el final de 2001 odisea del espacio, el concepto es el mismo, los medios son distintos. En 2001 el hombre evoluciona a través de la ayuda de una fuerza superior, en Akira el hombre ¿evoluciona? a través de la manipulación irresponsable y corporativa. El gobierno experimenta con niños para conseguir un arma superior. Destruimos la infancia, la inocencia y la convertimos en nuestro peor enemigo, en la espada que marcará el fin de nuestra existencia.
Detrás de todo esto: esta la historia de Japón, que si se analiza profundamente podrán hacerse muchos paralelismos. Desde un comienzo ( post Hiroyima ) con ese cráter que marca como una cicatriz gigantesca el pasado de derrota hasta el deslizamiento a un futuro que no promete nada mas que unos juegos olímpicos vacíos de espíritu y una enorme ciudad resplandeciente de metal y vidrio pero hueca de sentimientos y gobernada por la ambición de poder y la corrupción. El concepto de familia es casi inexistente y los niños deambulan provocando el caos.
El futuro es fácil de pronosticar en este caso. Es así como Otomo nos conduce al Apocalipsis que sin embargo no será el final, ni de la ambición de poder, ni de la corrupción, ni de la delincuencia. ¿Hará falta otro Apocalipsis para que la humanidad entienda? Eso parece expresar Otomo en esta magistral historieta: la humanidad nunca aprende.
Solo queda como esperanza el amor, y la más pequeña partícula de polvo para que volvamos a comenzar en un ciclo sin fin.
Quedan muchas cosas afuera de este análisis como por ejemplo la presencia militar encarnada tanto en la figura del Coronel como en el ejército americano que se muestran ineptos y completamente irresponsables.
El espíritu humano es más fuerte que las armas y la tecnología.
Queda también hablar de la resistencia a el gobierno encarnada por un grupo de revolucionarios bastante perdidos en sus ideas y financiados por el mismo órgano de poder que pretenden combatir ¿no les suena eso?. Están también los niños ancianos explotados por el gobierno que los convierte en monstruos pero que son los únicos que parecen conservar rastros de humanidad y de sensibilidad.
En conjunto se puede extraer del comic una cantidad de sucesos y de in sucesos de toda índole como el duelo de poderes, las fuerzas militares y civiles, el papel de la tecnología, la poca importancia que los ideales tienen a la hora de la conveniencia como cuando se da el golpe de estado sin titubear, etc.
El comic esta narrado a una velocidad vertiginosa, el lector se ve atrapado inmediatamente por los misterios que se crean y rápidamente es llevado a lo largo de su extensa narración como si de un anime se tratara. Uno puede casi percibir que los personajes se mueven, algo que es bastante común en la mayoría de los mangas, pero además adornados por un escenario absolutamente detallista (esto ya no es tan común).
Otomo es un gran dibujante y hay quienes lo tildan de “el Moebius Japones”. Pero Otomo carece de ese estilo onírico que siempre acompañan a los dibujos del Francés, y aunque el estilo de este es detallista e imaginativo en extremos, se diferencia de Moebius notablemente dotando de un estilo muy propio al comic.
Otomo dirigió también la adaptación de su obra al cine de animación y si bien la película es un comprimidísimo relato de lo que sucede en el comic se ha catalogado de obra maestra por la crítica internacional.
En conclusión, una obra imprescindible para quienes gustan del buen comic, del comic bien escrito y pensado y que tiene varias lecturas. Una obra fundamental que no pierde vigencia a pesar de los años y que tal vez pronto tenga su adaptación al cine pero esta vez con actores reales y de la mano de los americanos. Solo nos resta esperar y al igual que con Dragon ball, empezar a rezar.
Aqui el trailer de la pelicula
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