martes, 2 de septiembre de 2008

Los siete Locos

Otra vez me meto con una novela que contiene más de lo que puedo expresar, una novela que representa una época y que es parte de la historia literaria Argentina. Como lo dije en el comentario que hice de Sobre Héroes y Tumbas no me siento capacitado de dar un exhaustivo examen de la misma pero como este es uno de esos libros que te dejan huella, voy a dar mi parecer de la manera precaria y simple que mejor me sale.


Estamos ante 2 novelas que son una. Los siete locos y los lanzallamas forman parte de la misma novela aunque con cambios sutiles y magistrales de una a otra. De todos modos voy a referirme a esta novela como si fuera una.

En el desarrollo de la historia nos encontramos con Remo Erdosain, un tipo triste, cuya vida transcurre lastimera y torturada por si mismo. En toda la novela el personaje se retuerce en sus propios pensamientos cavando cada vez más profundamente la tumba en la que su existencia se va sepultando.

De inventor fracasado (intenta inventar una rosa de cobre cuya utilidad es mas metafórica que real) pasa a ladrón de la empresa en la que trabaja con el único objetivo (creo yo) de que lo descubran. Quien lo descubre y lo delata es nada más y nada menos que Barsut, el primo de su mujer y una especie de rival. Su esposa lo abandona por otro hombre hastiada de la vida monótona y miserable que llevaba junto a su marido. Pero eso no es suficiente para Erdosain, así que se mete a formar parte de una sociedad secreta dispuesta a provocar una revolución exterminadora de ideas y de futuro, muy bien sustentada y descripta por las locuras surrealistas de su líder eunuco: El Astrólogo

"No sé si nuestra sociedad será bolchevique o fascista", argumenta El Astrólogo "A veces, me inclino a creer que lo mejor que se puede hacer es preparar una ensalada rusa que ni Dios la entienda…"

Los Siete Locos está plagada de monólogos interiores que conllevan a sus protagonistas a reflexiones disparatadas y lúcidas por igual, en donde se plantea la locura absoluta de la sociedad, la crueldad del capitalismo, la frialdad de la industria y sus máquinas tecnológicas, contrastando a éstas últimas con la endebles y fragilidad del hombre mortal que las crea. Incursiona así en tribulaciones metafísicas de orden universal que por lo tanto siguen vigentes.

El espíritu de Fedor Dostoievski flota en toda la novela como un fantasma mas del dolor y la miseria del personaje, se huele en le aire mientras la depresión nos va ganando en la carne y se nos prende como una garrapata que nos absorbe el animo. Los pensamientos retorcidos de Erdosain se nos hacen desproporcionados e ilusorios, su miseria nos empuja hasta el fondo del abismo en el cual vive y es allí a donde nos conduce descuidada concienzudamente el autor.

Roberto Arlt fue un destacado periodista y escritor argentino, de origen humilde. Hijo de inmigrantes, sus páginas pertenecen a una literatura argentina opuesta a la de Borges (máximo exponente de una elite cultural que despreciaba a Arlt y a su escritura a la que tildaba de “descuidada”).

En esta novela como también en otras de sus obras, Arlt retrata magistralmente la desigualdad y la opresión de la Argentina de su tiempo. Luego de su muerte, alcanzó un gran reconocimiento, al punto de que se lo considera el primer autor moderno de este país.

Juan Carlos Onetti, gran amigo de Arlt ha dicho de él: "Es el último tipo que escribió novela contemporánea en el Río de la Plata, el único que me da la sensación de genio…”

1 comentario:

calamardo dijo...

fabito: me parecio muy buena la reseña. y me trajo a la memoria cosas que no recordaba de estos libros que lei hace mucho tiempo. lo que si recuerdo bien es la opresion, el clima tortuoso que solo se compara con el realismo psicologico de rascolnikov. porque nos pega tanto este tipo de literatura? somos un poco rascolnikov? demasiado erdosain?
no tiene importancia. repito, estuvo bueno recordar. abrazo.