martes, 19 de agosto de 2008

El sentido de la vida

En este apartado voy a hablar de algo que leí por ahí y que me sacudió un poco. Resulta que en esa maravillosa novela de Douglas Adams “Guía del autostopista galáctico” nos cuenta que una raza de seres pandimensionales e hiperinteligentes construyen “Pensamiento Profundo”, el segundo mejor ordenador de todos los tiempos, para calcular el sentido de la vida, el universo y de todo.

Después de siete millones y medio de años meditando la pregunta, Pensamiento Profundo revela la respuesta: "Cuarenta y dos".
—¡Cuarenta y dos! —exclamó Loonquawl—. ¿Es eso todo lo que tienes que mostrar tras siete millones y medio de años de trabajo?
— Lo he comprobado con mucho cuidado -manifestó el ordenador-, y ésa es
exactamente la respuesta. Para ser franco con vosotros, creo que el problema consiste en
que nunca habéis sabido realmente cuál es la pregunta.

¿Cuantas veces me formule esa pregunta? ¿Cuál es el sentido de mi vida en particular? La respuesta que encontré no es precisamente 42, sino mas bien: ninguna en especial. Estoy aquí y pienso que soy el centro del universo, que soy alguien especial, pero resulta que a medida que conozco a la gente, todos o casi todos piensan lo mismo de si mismos. Es mas, algunos se creen más especiales que el resto.


Después de muchas borracheras y de perder el tiempo tratando de resolver esta entupida pregunta me dije:¡basta!. El sentido de mi vida es vivirla como pueda. A los tropezones y a los empellones si es el caso, pero vivirla. Tirando a la izquierda o al centro (difícilmente me tire mucho a la derecha), leyendo y leyendo y leyendo. Viendo cine de corrido y analizando esta o aquella escena. Compartiendo largas charlas con amigos. Haciendo el amor, escribiendo, dibujando comics y llenando de música mi existencia.

Cada uno buscara su libro, su película, su música o su actividad favorita.
Yo prefiero a aquellos que se la juegan por algo. Ya sea para entretenerme o para hacerme pensar. Tolkien o Eco, Lucas o Bergman, Los beatles o Beethoven.

Aclaro que no creo en el entretenimiento vacío. Todo tiene un sentido aunque sea oculto y a veces tan oculto que hay que rascar mucho para verlo. Eso si, una vez que lo descubras, observa bien si ese sentido es peligroso o no. Que no te vendan pescado por liebre.

Cada día voy a trabajar tratando de hacer la diferencia, esperando que ocurra algo que cambien las cosas un poco, que le ponga pimienta a la rutina. A veces nos encontramos con sucesos que hacen que el día valga la pena y a veces no pasa naa de naa.

Cuando los naa de naa se repiten mucho es que tenemos que hacer algo en concreto para provocar un cambio nosotros mismos. Cuando no podemos hacer naa de naa para cambiar los naa de naa que se nos presentan a diario es cuando estamos jodidos, pero rejodidos.
¿Qué hacemos en ese caso? ¿Qué tenemos que sacrificar para que las cosas cambien? ¿Estamos dispuestos a cambiar y perder algo que no alcanza por algo incierto?

En estas preguntas están muchos y otros ni se las hacen, solo afrontan sus naa de naa y siguen adelante como si no los afectara, como si de lluvia en el rostro se tratase.
¿Vale la pena vivir así?

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